lunes, 4 de mayo de 2009

Dulce y Triste Memoria

Estoy muy cansado, estoy muy cansado de estar aquí encerrado, creeréis que exagero, pero no recuerdo la sensación de la ropa (los pijamas del hospital son diferentes), la sensación de ser feliz, el caer la lluvia sobre mí, sentir el sudor caer sobre mi frente, no recuerdo siquiera el viento, mi pasado se remonta a un pequeño zulo azul de ocho metros cuadrados y cambia en un momento incierto a una habitación de paredes de papel, una pared rosa.

Nunca he comido, al menos que yo recuerde, solo sé que introduzco sustancias en mi boca para no estar débil, pero lo mismo son las pastillas, saben mejor. No como comida de verdad de verdad desde febrero, mes maldito del 1 al 30, no recuerdo el sol ni como son las montañas y i única conexión con mi mundo son dos cristales, y uno es la pantalla de este ordenador.

El tiempo se agota, llega el calor, llega el verano y sigue sin llover, sigue sin caer gotas de lluvia de verdad, algún día llueve, pero no es suficiente, para ni siquiera, mojar las paredes de papel.

Solo hay que esperar que llueva.

3 comentarios:

Teru dijo...

¡Eh, cuidado, que febrero no tiene treinta días!


Tampoco hay mal que cien años dure... ánimo =)

Anónimo dijo...

vamos campeon!! aguanta que ya te queda poco

Un fuerte abrazo

lis.en.silencio dijo...

Veo que no eres el único que odia febrero, a mí también me cambió la vida.

Intenta sacar fuerza de donde parezca no hay porque acabará lloviendo, te empaparás.

:)