lunes, 6 de abril de 2009

Calvario

Hoy toca volver a escribir de nuevo. Ha empezado la semana santa y brilla el sol, brilla por la mañana, por la tarde y por la noche. Salen los niños, salen las niñas, salen los padres, las madres, salen los abuelos, salen las abuelas y salen todos u cada uno de los adolescentes, ¿Todos? No, yo sigo encerrado en mi particular cárcel de paredes de papel. Y, como fecha de excarcelación, un futuro aún lejano.

No diré que la vida es injusta, una verdad más que desconocida, al menos millones de cofrades no llorarán este año, creo que no podré decir lo mismo por mí. No quiero venirme abajo, pero si esto ya es un problema que exige el máximo de mis fuerzas para seguir adelante, estoy pasando por una de las partes más duras de la enfermedad, no es que este empeorando y me sienta peor. El tratamiento es muy lento y el mundo avanza muy despacio, todos mis amigos de vacaciones, de fiesta en la playa……..yo atrapado. Se hace muy duro ver que tu única unión al mundo se corta porque el mundo cambia, menos mal que será una semana, solo una semana. Y que es una semana en mi larga espera…….. Nada.

Sigo esperando que el tratamiento deje de actuar en mi cuerpo, será el momento en que empiece la subida, pero todavía queda, ¿un mes?¿más? No puedo saberlo, pero me gustaría. Hace poco de estar preso leí un libro, un libro sobre ángeles y demonios. Era una paranoia, pero en él se decía que estos viven entre nosotros y son inmortales, es decir para ellos una hora es un instante, una hora un suspiro, un día un momento, un mes un rato……. Pero yo ni soy un ángel ni un demonio. Soy humano, y un segundo aquí es como una hora fuera. Imagínense.

Sigo escribiendo versos y leyéndolos también, pero no encuentro el que busco, Una noche con Hamlet.


Solo tenemos que esperar que llueva

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